En dis-puta
Por cuestiones extrañas de la vida me hallé enfrentado con la señora de pago con la que me acosté una cuantas veces. Bastantes. Todas pagas. Y ahora se le ocurre hablar de violación. No paga lo que debe. Desconoce la deuda después de reconocerla. Todo documentado. Bla bla. A ustedes eso no les importa.
Lo que nos importa es, ¿qué diablos hice durante un año? ¿Por qué fui contra una de mis máximas en la vida: no tener vínculo ni remotamente serio con alguien? Ni idea. Pandemia podría ser la respuesta.
Lo que puedo responder es que nunca quebré mi código, ni me aproveché de nadie. Menos de la señora Mónica Daniela Ale. La legendaria Lore. Le pagué cada vez que nos acostamos. Hice trabajos gratis para ella de su hijo. Permití depósitos en mi cuenta para pagar sus diversos gastos. De regalos ni hablemos, puertas para su hogar, comida. Un día me cansé de sus mentiras y quise cortar contacto. No me importa si según su perspectiva el trato hacia mi persona era justo o lo que merecía. Lo que sé es que jamás hice nada contra su voluntad. Pero sí necesitaba recuperar mi dinero. No iba a desaparecer del planeta para su beneficio. Ni dejar de circular por una calle que me beneficia para llegar a mi trabajo para su mejor comodidad.
Quiero demostrar mi falta de culpa. Quiero demostrarle a todos que yo fui el generoso. Quiero que el mundo sepa que me puse en posición de vulnerabilidad y ella se aprovechó al máximo de mis buenas intenciones. Nunca quise ser nada serio ni importante en su vida. Sólo quería buen trato y que los dos la pasáramos bien cada vez que nos veíamos. Nunca forcé ni una visita, siempre solicité permiso para verla. No me invité a su casa.
Soy un hombre de casi cuarenta años que se va de putas, pero siempre es educado y no se toma confianza de más. Ella es invasora de los buenos modos de la gente amable. Es una narcisista con rasgos psicopáticos marcados. Se enmascara en la bipolaridad para justificar sus tratos desagradables. No importa si se remiten a sus nombres de fantasía o creen lo que aparece en Internet sobre ella, lo que importa es que yo con mi nombre y apellido, en mi blog, denuncio a esta mujer por ser una abusiva.
Este texto carece de mi estilo habitual, no hay cuestiones estilísticas destacables. No es una reflexión sobre nada que no sea personal. Ni siquiera es una reseña sobre algún producto cultural interesante. Apenas es un testimonio de un hecho importantísimo en mi vida. El primer escarnio dirigido hacia mí con amenazas y difamaciones muy precisas. Voy a pelear contra esta situación adversa. Quizás sea una de las últimas cosas que haga. Mi salud no está bien. Pero no le voy a dar el gusto de que se cumpla su deseo de que mi ser solo reciba muerte. Quiero salir a flote. Estoy muy solo en esta lucha, pero no me voy a rendir.