Wednesday, June 30, 2021

Sexo de uno de una minoría racial con una discriminadora

  Por cosas de la vida que requerirían explicación, me encontré teniendo relaciones sexuales repetidas veces con una persona que iba mostrando ciertas facetas importantes y no del todo agradables de su personalidad conforme se armaba la confianza, después de varios coitos.

Ya que en esta página no aparecen fotos mías voy a tener primero que describir un poco mis rasgos. Soy un mestizo de nativos originarios (mapuches) y blancos europeos. Mi piel es marrón clara, tengo bastante vello corporal, y al momento de escribir esto peso ideal, aunque me ejercito poco y no estoy firme a mis 39 años, pese a haber tenido Covid-19 y alguna peste más; puedo caminar, correr, saltar, hacer burpees, flexiones, abdominales y demás. El saldo es positivo, pese a mis entradas, que cuando tenía el pelo largo me daban apariencia de lo que soy, un metalero que no renuncia del todo a los años dorados.

A ella la contacté en agosto, el sexo fue agradable. Creo poder moverme, no me voy ni en dos, ni en cinco minutos. Es más soy de tiro largo, a veces demasiado. Ella es hermosa, bajita. Sus ojos son como dos lagos en los que querés hundirte. Su cuerpo es firme, tenemos la misma edad, pero ella tiene mejor metabolismo. Más allá del origen de lo firme y notable de sus pechos, su culo recuerda una linda fruta y no un carozo. Cuando habla, seduce, sabe qué decir para llevarte de su lado. En la cama se mueve poco.

Como decía, cogimos varias veces y entramos en muchas confianzas. Descubrí cosas de sus gustos y posturas estético-ideológicas. Una vez me comentó, enojada, la agresión machista sufrida por su hermana ante un comerciante de las cercanías. El mismo escupió uno de esos llamados "piropos" que poco tienen de halagadores. Lo interesante es que en su relato se refirió a él como "negro", "boliviano" o "chileno" de mierda, ahora no preciso lo de la nacionalidad con detalle. Le comenté de pasada, y poniéndome la ropa, después de nuestro encuentro sexual, si se había dado cuenta del color de mi piel. Me respondió que sí, pero que yo no era "así", etcétera. 

Sus expresiones se repitieron. Recuerdo que una vez le estaba explicando qué era un rasgo cultural para algo que era necesario completar en una asignatura escolar. Le pregunté si notó, cuando se mudó a Neuquén las diferencias que la rodeaban con respecto a donde vivía antes. Respondió que sí, que de pronto empezó a ver a todos muy oscuros en la piel, dijo: vi todo muy negro. Amablemente, respondí su mazazo, al decirle que no era eso lo que hay que comentarle al profesor de geografía. Eso es un aspecto racial, del campo de la biología. 

Ahora, que ya no la veo, también debo decir que tuve testimonios de su trato más "amable" con gente del "tipo" que a ella le gusta más. Lo extraño es que aceptara que alguien como yo la viera tanto tiempo. Y a pesar de la ventaja que implicaron estos encuentros en su economía, aceptara ser cogida por un negro tantísimas veces seguidas y en lapsos tan cortos durante meses, meses y meses. Nunca voy a entender tus razones, D. vas a ser un misterio enorme de algo que pasó y no podré explicarme.  Quizás algún día, ella hable y logre la empatía general que yo no podré lograr con mis palabras.

De ella, es posible que aparezcan más entradas en el blog más adelante. Necesito escribir para poder sacar de mi sistema lo que viví al conocer a esta persona, o me puedo encerrar en jaulas de emociones encontradas y contradictorias que llevan a lugares de mierda de la mente.