Vivimos en unos tiempos en que la derecha logró resignificarse a sí misma: Pasaron de ser los grandes derrotados morales (porque desde lo material la economía de mercado viene ganando desde hace rato) a ser una nueva forma de rebelión antisistema (del tipo de sistema socialista en sus distintas variables).
Tomemos de ejemplo a Argentina. Luego del desastre de 2001, la llegada del kirchnerismo al poder logró cumplir el que había sido el sueño de muchos: un gobierno peronista de marcada tendencia izquierdista. Conforme pasaban los mandatos de Néstor K y de CFK, el mercado se volvía restringido, la carga impositiva aumentaba. Y lo que en un principio parecía estar bien, no tardó demasiado en caer víctima de su propio peso. Porque se garantizó una cantidad de dinero a gente que no tenía, por motivos varios, ya que no tener trabajo o terminar los estudios no obedece a razones unívocas. La economía volvió a estancarse, pero como nuestro país gozaba de una gran cantidad de recursos y una moneda devaluada era atractiva para la inversión extranjera, si cerraba una empresa otra tomaba su lugar. Claro que, en el medio, no tan lentamente, nuestra economía se iba achicando cada vez más. Se emitía moneda tontamente para dar demanda a la masa que quería comprar ítems diversos: de los más esenciales a los más inútiles. La torta de la fiesta pronto se puso rancia y la gente quiso votar a la derecha. Enter Macri.
Macri estuvo cuatro años, y sin sorprender a nadie aplicó recetas de ajuste. Se siguieron perdiendo puesto de trabajo, hubo inflación, devaluación de la moneda, etc. Pero el mercado todavía respondía de alguna manera. Según muchos el gran error de Macri fue no haber ajustado lo suficiente desde el principio. También es cierto, que todo el amplio sector sindicalizado de trabajadores se mostró hostil ante el gobierno de Macri desde el primer día. Los sectores sindicalizados son hipócritas, luchan ferozmente contra gobiernos de signo ideológico contrario al propio y entregan su dignidad a otros que ostenten las credenciales políticas adecuadas.
En este contexto, donde una izquierda peronista logró tener tanto el poder político-económico, como también la hegemonía discursiva para ser defendido en las charlas de sobremesa, no llama la atención que dentro de la "juventud", digamos gente de más de 20 años hasta 40 primaveras se declaren varios de pensamiento disidente y de derecha. Tanto en España como en América Latina han aparecido diversos actores que utilizando las plataformas digitales disponibles (Youtube, redes sociales) difunden críticas a varios de los (merecidamente) golpeados y fracasados gobiernos de izquierda. Estos gobiernos son aquellos que quisieron tomar las palabras de Bolívar y ser la llamada "Patria Grande" que derrotaría la "prepotencia" imperialista yanqui. Fallaron.
Luego de un preámbulo tan largo, no queda mucho tiempo para hablar de estos exponente sin volver esto algo muy tedioso. Dígase que dentro de todo, muchos se reconocen libertarios en sus diferentes expresiones. Y ser "libertario" puede ser tanto algo muy revolucionario como muy conservador. Del lado del pensamiento conservador están los Laje, los Danann. Son gente que suele hacer críticas acertadas a diversos aspectos políticos de los gobiernos izquierdosos latinoamericanos. Pero, también tienen unos modales pésimos: no caen en el insulto pero constantemente se muestran como gallitos de pelea que quieren demostrar ser los más "poronga" destrozando a sus rivales en sus argumentos como a través del insulto. Y por más que lo que piense el zurdo promedio sea una monserga inútil, perder el respeto al rival es una señal de pobreza intelectual. Por eso, rescato más a las Gloria Álvarez que a los Señores de Logroño que se burlan de un discapacitado. También por estas cosas, estos nuevos abanderados de la derecha tienen una audiencia cuestionablemente reducida: Danann tiene millones de seguidores en su canal de YT, pero constantes denuncias de uso de bots para aumentar dicha cantidad.
En resumen, no me agradan los bravucones de pacotilla que insultan a sus rivales en debates. Porque si les tocará tener que bancarse chicanas y ataques ad hominem como los que ellos emiten, se pondrían bastante mal. De hecho, el tal Danann ya los tuvo y manejó bastante mal el asunto. Lo que no quita que sea meritorio el rol que ocupan como denunciantes de los desastres de los gobiernos socialistas del S. XXI.