Thursday, August 20, 2020

No disimulo los malestares

 Qué largo se está poniendo esto de la cuarentena en Argentina. En mi caso, debo decir que estuve fuera de mi casa mucho más de lo debido. Me arriesgo a los castigos y multas de manera excesiva. Y para colmo de males, por una mujer. Si seré boludo. Más fácil era pasar de vagina en vagina como lo hacía antes. 

Esto de tener una dependencia emocional a otra persona me llena de malestar. No lo recomiendo. 

Me imagino que a ella le da lo mismo. Y no entiendo qué me para de volver a mi vida multi-encuentro previa ya que está claro que esto es posible. Frente a ella también fui malo,cínico y frío; como para motivarme a tomar distancia. Pero cuando lo hago ella se pone más amable. Desearía que me echaras y me bloquearas en tu teléfono. Poné un "visto" y allí se termina todo. 

Estoy fallando y eso me hace sentir como el culo. Dependo de verla y eso es debilidad. Yo no creo amar a nadie, pero la necesito aunque para ella debo valer menos que un sorete de perro (es lo que quiero). Cuánto errores cometí este año. Ojalá me hubiera muerto hace tiempo.

Tengo hermanos pero jamás conecté con ellos

 Vaya uno a saber por qué pero en mi vida tener hermanos me generó nada positivo, para no decir alguna clase de beneficio.

Ninguno de los dos me ayudó a terminar mis estudios. Apenas habremos compartido algunas horas de juegos. No nos sentábamos a ver televisión juntos. Eso sí, en cada cumpleaños aportaban un presente. Eximido aquel que se mudó al primer mundo.

El tema de los regalos es curioso. Si apenas hemos compartido cosas se vuelven, desde mi obstusa perspectiva, gestos de compromiso. Símbolos que los dejan bien parados ante el ojo familiar sin poner en riesgo su economía personal o bienestar emocional.

Si usted tuvo una buena relación con sus hermanos o hermanas, lo felicito. Pero respete al que no tuvo una familia convencional y sufrió tener que compartir techo y lazo familiar no sanguineo con gente desapegada a él.


Neuquén, 20 de agosto de 2020 4:25 A.M

Friday, August 07, 2020

Mundo del Covid. Lo que gané y perdí

Para Tila (Juliana)

     Quiero dejar plasmadas algunas palabras sobre el actual estado del mundo en la era del Coronavirus para terminar contando algo muy personal. Espero que lean hasta el final. Claro, esta novela del COVID no se vive igual en todo el mundo. No es lo mismo Hamburgo que Neuquén. Al ver videos de cómo se están encarando las cosas en Europa siento pena y melancolía por todo lo que hemos perdido (ojalá que no para siempre). Porque acá en Argentina se siente una asfixia y represión enorme. Un Estado amenazante que poco piensa en el bienestar físico y mental de sus habitantes más allá de evitarles el contagio del bicho. No tienen un buen plan, todo tiene un tufillo a improvisación terrible.

    Lo único bello que me pasó fue conocerte. A vos: si supieras cuánto te amo. Sé que debo estar agradecido por tener tantos momentos de intimidad con vos y que para mí van a ser un tesoro en esta etapa de mierda en que no puedo ir a mi lugar de trabajo. Te dije que sos especial para mí, pero no quiero parecer un idiota ni vulnerable, siempre quiero tener distancia, incluso con una mujer con la que ya compartí todo lo espiritual y corporal que pude compartir. Aún así, sé que querés volver a tu casa, acá no es tu lugar. Cuando elijo no creer en que desearía tenerte mucho más tiempo y que me veas como alguien más que un tipo gracioso u ocurrente con quien tener sexo (el mejor sexo), me protejo de que me juzguen. A vos te juzgan por lo que haces, por esto tenes que ocultarte de las miradas inquisidoras, a mí también por ser parte de un grupo de tipos despreciables que se dice suelen desvalorizar a las mujeres por completo y contribuyen a su degradación. Puede ser que haya algo de eso, pero también sé que siempre, con todas las mujeres con las que estuve fui un caballero: nunca forcé ni forzaré a una mujer a hacer algo que no quiera, siempre tratando de buscar satisfacerla a ella y también entendiendo cuándo alguna no tiene deseos de volver a coger. Cuando me mandas mensajes y me mostrás que valgo algo más que un numerito en tu celular sin nombre adjudicado, como tantos otros que merecemos ese lugar, llenas de luz mi vida que se está apagando por este encierro. 

    Quería terminar mis años de docencia siendo una especie de estrella agonizante que brillara con una intensidad enorme antes de morir por completo. Y quizás dejar algún recuerdo memorable en la mente de mis alumnos. Maldito Covid, me quitaste un año entero en que tenía pensado hacer hermosas actividades para mis cursos. Pero me diste la posibilidad de amarla. Aprovecho cada ocasión que puedo y violo esta cuarentena para verte, sentir tu piel, desear que esos momentos en que nos unimos duren por siempre. Esta es mi confesión, sí, desearía que esto al menos durara unos meses más. Y te quiero de verdad, no como lo da a entender el tipo lascivo y cínico que muestro ser siempre. Pero no sé si algún día lo sabrás; porque no quiero parecer un desvalido o un ignorado patético. Si no llego a ser  valioso para vos,  prefiero no demostrar mi carencia ni quedar como un tonto. Sé que soy tu cliente, aunque supongo que entenderás que si no busco retribución por ser amable es por interés, me interesa verte feliz porque te amo. Después de todo, para mí cada vez que tuvimos sexo fue hacer el amor no sólo coger, y eso es algo de naturaleza sagrada en mi mundo. Si alguna vez, cuando yo ya no esté en este plano, llegas a leer esto, espero que me recuerdes con una sonrisa y no con una mueca de desprecio. Sabe que te amé de verdad, aunque no te lo haya expresado. Incluso después de haber pasado tantos momentos que no podré borrar jamás de mi memoria.

7-8-2020

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