El hijo de las tinieblas (Child of Shadows) de John Coyne
Tengo la muletilla de decirle a la gente que lee (a los otros no les importa un carajo) que nadie debe privarse de la experiencia de una novela mala por año. Hoy nos congrega esta reseña de una obra de John Coyne: El hijo de las tinieblas.
Conseguí esta novela el año pasado en General Roca. Decidí estar un par de días en mi ciudad natal, muy bien hospedado y atendido por los comerciantes locales. Jamás había pasado más que unas horas en ese lugar desde que había nacido. A nadie le importa esto, claro; pero quiero introducir los hechos de cómo adquirí este libro. La edición es de la legendaria editorial Martínez Roca. Pertenece a su colección de tapas blandas GranSuperTerror. La misma tiene publicadas unas cuantas cosas interesantes de Stephen King, Dean Koontz, T.E.D. Klein y otros. No me generan rechazo los bestsellers de "terror" creados con pocas o nulas pretensiones de que la literatura sea una objetivación artística trascendental. Puedo disfrutarlos, sin verlos como un guilty pleasure. En resumen, en una librería de viejo (¿la única?) de mi lugar de nacimiento encontré esta ¿maravilla?
En la portada nos invita a sufrir un niño calvo con ronchas en la cara y aspecto aterrorizante. Dentro, lo que encontramos es literatura empobrecida como si se tratara de un metal noble que ha sido derretido y vuelto a forjar cientos de veces, contaminándose de impurezas en cada nueva repetición del proceso.
Argumentalmente nos encontramos con la historia de una asistente social que encuentra un niño ¿salvaje? en los túneles de los subterráneos neoyorkinos. La joven, contraria a cualquier sentido común, se lo lleva ilegalmente a tierras hillbillies de Estados Unidos. Luego empieza una sucesión de asesinatos dignos de el slasher más comunardo que podamos encontrar en una plataforma de contenidos o en la TV por cable. El autor adereza todo con elementos eróticos cuasi-pornográficos. La verdad es que da un poco de bronca que los elementos de este tipo estén tan pobremente integrados en la mayor parte de la literatura contemporánea.
De la prosa diremos lo justo por tratarse de una traducción. Puede señalarse que el sistema adjetival y campos lexicales son de poco vuelo. Párrafos eternos adornados de descripciones insulsas. Armada en torno a veintitrés capítulos que se hacen larguísimos y con un erróneo sentido del dramatismo y el suspenso, muchos pueden sentirse tentados a saltearse varios de los mismos. Al describir, sobre todo la violencia, Coyne es gráfico, supongo que para crear la sensación de malestar en el lector. El universo ficcional está lleno de personas mezquinas, o muy ingenuas como la protagonista, puede decirse que la voz narradora tiene un toque excesivamente nihilista y a veces lleno de un sadismo que no apunta a lugares preocupantes. Esperemos que estos rasgos no sean propios de la personalidad del autor, un señor ya anciano en nuestros días.
Para terminar, señalo que el escritor tiene su "culto" (muy apropiado término) dentro de la gente especializada en la literatura de horror. Salgo del lugar común de decir que el horror es pasar por la lectura de este tipo de material. I'm trying Ringo...
El libro pretendo conservarlo, un tiempo. Después de todo es de Martínez Roca, y ya por su presentación, detalles de encuadernado y arte gráfico es un tesoro y muy buscado, claro. Y es otra no-joya para mostrar cuando subo fotos de mis colecciones a las redes sociales.
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